El lugar de encuentro en el cuento

El lugar del encuentro en el cuento.
Crecí escuchando cuentos de hadas, princesas encantadas, príncipes, brujas, hadas madrinas y todo lo tradicionalmente fantasioso de los cuentos infantiles. Luego cuando entré a la adolescencia pasé a la literatura, que por su reflejo de la naturaleza humana, me acercó más a la “realidad”, al cómo las limitaciones personales, los miedos, los traumas, las experiencias previas, las expectativas, las motivaciones, la familia, los amigos y hasta la política marcan nuestras relaciones personales. De un momento a otro dejé de creer en “Y vivieron felices para siempre” o al menos de la manera con la que no los pintan los cuentos de hadas. A pesar de todo esto y después de conocer “La filosofía de la mujer actual” o de tratar de crearla, una noche de peliculas Disney escribí algo como esto:

Una princesa de un reino muy lejano, tenía escrito en las paredes de su habitación su futuro; esta magia fue posible gracias a una hechicera del reino y a la obsesión de sus padres de tener todo planificado, hasta los tiempos difíciles. Se veía entre palabras, y palabras; en cierto modo se sentía tranquila porque todo estaría bien, ya lo sabía pues estaba escrito. Creció no con muchos problemas, totalmente tranquila hasta que un día de verano, en un pueblo costero, conoció a un simple muchacho que vendía algo que ella jamás pensó que se podía vender de tal manera. Palabras. Vendía palabras, solas, acompañadas, en verso, en prosa, de colores, de texturas. Pero quién podría vender algo así; sólo un poeta, tenía tal manejo de las palabras. El joven para llamar la atención de los clientes, lanzaba las palabras al aire y formaba hermosos poemas, historias, canciones y todo aquello que le encantaba a la gente; algunos espectadores recurrentes, otros como la princesa espectadores nuevos totalmente fascinados. ¿Amor a primera vista? No, en absoluto, de hecho fue al verano siguiente que la princesa pudo entablar la primera conversación con aquel joven, que poco a poco iba adquiriendo cierta fama en otras partes del reino. Las primeras conversaciones en realidad no fueron tan interesantes como se esperaban; pero ciertamente, y lo sabían, tenían una gran química, y el uno en el otro permaneció en el deseo más secreto.

El joven totalmente decidido a pedir la mano de la princesa antes de que terminara el verano, se desilusionó cuando ella, le confesó su gran secreto, ella tenía su vida ya escrita y él no figuraría en esa escritura hechizada. -¿Cómo puede ser posible esto, yo un verdadero poeta, mago de las palabras; ahora estas mismas me condenan a mí? Entonces prometió a la princesa una manera de estar juntos para siempre. Escribió un gran poema, en el cual escribió nuevamente la vida de la princesa y a él mismo como su esposo; creó un mundo totalmente diferente y decretó que la princesa podría acceder a él cerrando los ojos. Así sería, la princesa con sólo cerrar los ojos podría acceder al mundo escrito por su amado. Éste pensó que la princesa reservaría para él las noches, y los pequeños momentos de descanso. Pero no fue así, la princesa decidió cerrar los ojos para siempre. Todo el reino estaba consternado con esta decisión. Los padres desesperados, buscaron al príncipe ya escrito para ella; ella sólo pudo una condición: haría cualquier cosa siempre con los ojos cerrados. Abriría los ojos cuando en su eterno sueño poético durmiera; sólo entonces regresaría a este mundo.

Hay amantes que deciden encontrarse en lugares muy particulares, poemas, canciones, pinturas, horas específicas, incluso sueños compartidos. A pesar de que parezca mentira, o de que pareciera ocurrir únicamente en cuentos o historias; esta especie de pacto “amoroso” todavía en tiempos modernos se hace. En España se conoció la historia de dos amantes que en vista de un amor imposible, decidieron pintarse en un cuadro y estar “para siempre” aunque lejos, juntos. En otra parte del planeta una mujer y su amado, eligieron una hora en la que el uno pensaría en el otro y de esta manera estarían juntos. Una pareja de jóvenes poetas se escribirían textos que ninguno de los dos jamás leería. Una madre tejía los momentos en lo que vería a su hijo, quien había sido enviado a la guerra. Una mujer le daba las buenas noches a su amado, desde una habitación completamente vacía y se dormía sonriente, ya que él la podía escuchar. Dos jóvenes músicos, se componían y cantaban canciones, ambos separados por la distancia. Algunos naturistas se veían en las estrellas, en la luna, se besaban en el viento con tanta firmeza que aquellos días de mal clima, realmente se sentían solos. En estos tiempos modernos, seguramente hay amantes que eligen el twitter, el facebook, los blogs, entre otras redes sociales como su lugar de encuentro.

Los tradicionales seguirán encontrándose en poemas, cartas, canciones, lugares secretos, los modernos harán de twitter un lugar de encuentro. ¿Y nosotros en qué lugar nos encontraremos?

¿Y ustedes en qué lugar se encontrarán con estos amores que por imposibles, se vuelven más reales que nunca y en ocasiones más eternos que nosotros mismos?



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