“..El ojo de la fe, siempre presente
como la eternidad, es
quien nos mira
cuando miramos, quien
nos vive el alma…”
Fina
García Marruz
Poesía
como fidelidad “modus vivendi” del grupo literario Orígenes.
Rescatar
una cotidianidad o una actividad en
común como un “modus vivendi” no sería lo más indicado; si no fuese en este
caso que se estuviera hablando del grupo literario Orígenes. Grupo que surge y se
desarrolla dentro de un Insularismo marcado no sólo por la realidad física; sino además por las secuelas
psicológicas dentro de sus integrantes: “…si no supiera que el agua me rodea
por todas partes, podría dormir a pierna
suelta…”[1] Como un grupo literario y
una revista fue convocado y asistido el llamado para este grupo literario
llamado Orígenes consolidado en el año 1944 en
Cuba.
Caminar, pensar y re-pensar-se en una isla desde
una convocatoria espiritual y poética, asistiendo como en repetidas ocasiones
lo llamaron los origenistas, a un “llamado”. Hecho que presupone un entendimiento
o un senti-miento de la poesía como lo que ella misma es, y lo que es en
nosotros, es decir “espejo vivo”[2]. Y es precisamente en el
adjetivo “vivo”, donde entra la poesía como fidelidad y un modo de vida, es decir, experiencia
literalmente vívida. Ahora la pregunta será: dicha fidelidad a qué o a quién.
En el texto La
Poesía como Fidelidad comenta Cintio Vitier:
La Poesía es espejo de la vida, pero a su vez ella misma es vida. En la
primera dimensión, es aquel plano
expresivo donde la vida se vuelve imagen. Más que reflejarlas él, el poeta ve
las cosas ya reflejadas en la realidad, ya hechas imágenes reales, como si su
visión en ciertos momentos tuviera la facultad de sorprender, en el seno del
cambio, un desdoblamiento que establece una tensión, una tirantez dolorosa y
extraña, entre el fenómeno huidizo y su reflejo ritardando.[3]
Los origenistas vi-viendo la poesía en su representación
más cercana: La vida, y a través de su experiencia personal, se a-islaron
colectivamente para “poetizar” a una Cuba lleno de voces dispersas.
[…] Pero la vida mana y late adentro,
en el acto de poetizar, que es vida como un acto de amor o de heroísmo. Y ese acto del poetizar es, esencialmente, una
fidelidad. Porque la poesía es testimonio absoluto de que creemos en la vida
ciegamente y sin condiciones. No tiene ella otro asunto. A su luz comprendemos
que, en nuestra miseria y nuestra limitación, vivimos como reyes
despreocupados, como dioses de la realidad, dioses de nuestro tiempo.[4]
Eel
acto creador y poetizador resalta como
acto de fidelidad. “..porque la poesía es el testimonio absoluto de que creemos
en la vida ciegamente y sin condiciones” palabras de Vitier que parece
necesario repetirlas desde la poesía y hacia ella misma:
“Creer
no es creer lo que no vimos,
ni,
como decías, amigo, crear lo que veremos.
Creer
es mirar lo que miramos.
Mirar
es mirar lo que hemos visto”[5]
El
poeta entonces es un creedor de la vida,
aunque esto ponga a latir con la misma intensidad la noción de muerte o cese de
la vida en su propia creación. Cuando
Fina García Marruz dice “Mirar es mirar lo que hemos visto” salta
inmediatamente la referencia a una realidad que no se sustenta a sí misma, por
lo que para sobrevivir necesita de la subjetivación. Lo confirma Cintio Vitier
cuando en su Libro de Otoño dice : “La realidad aniquila continuamente las
leyes que la sustenta…”
El
mirar lo que hemos visto entonces se tiende ante bases que no se sustenta por
sí mismas; pero que dependen del espectador, convertido en vi-vidor de la
imagen, en este caso el poeta; que viendo está creyendo /creando
imagen/vida/poesía/espejo.
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¿Fidelidad
a qué? Cuando hay referencias a fidelidad, es porque hay una fe de
antemano, como cura, fe en una presencia
total y en una continuidad después de del cierre o fin de lo que ahora latente
de vida, mañara laterá de muerte o ausencia.
A parte de los momentos de angustia, en los que el hombre pierde ambas
nociones de vida y muerte.
[…] la fe deja de ser ciega para convertirse
en principio de alerta, en exigencia de compenetraciones entre vida y espíritu;
de fidelidad a esperanzas y derechos esenciales de la criatura humana tal como
en ellos aparece figurada, es decir, terrestremente residenciada y acosada. [6]
Referencias
hacia lo que es la fidelidad en el modo de vivir de los poetas de orígenes
resaltan su contribución y su legado que
fue precisamente dejar en claro que orígenes no sólo fue una revista de más de
40 números, o un grupo de amigos que se reunieron en bastas oportunidades; sino
que orígenes fue en el estado del tiempo un encuentro de voces, que atendían a un llamado, y que a su vez eran fieles cada
uno, a sus verdades develadas desde la imagen, en formas y estilos diferentes a través de sus
actos de poetización como espectadores y habitantes de la imagen. Quizás no
haya un a qué le fueron fieles, o a qué le es fiel ,en general ,un creador;
pero sí hay un cómo, y es precisamente asumiendo la poesía como vida /Contenido
y forma/ para entrar en su tiempo vertical.
[…]
Cuando somos fieles nos hacemos como niños y entramos silenciosamente en la
línea de la realidad. No cabe mayor gloria a la poesía.[7]
María Rondón
[1]Piñera Virgilio. Poema La Isla en peso
[2] Término
trabajo por Cintio Vitier en Poesía como fidelidad
[3] Vitier,
Cintio. Poesía como Fidelidad. Chacón, Alfredo (Comp) (1992) Poesía y poética
de Grupo Orígenes. Caracas: Biblioteca Ayacucho
[4] Vitier,
Cintio. Poesía como Fidelidad. Chacón, Alfredo (Comp) (1992) Poesía y poética
de Grupo Orígenes. Caracas: Biblioteca Ayacucho
[5] Fina
García Marruz. Integrante del grupo literario Orígenes
[6] Chacón,
Alfredo (Comp) (1992) Poesía y poética de Grupo Orígenes. Caracas: Biblioteca
Ayacucho
Ídem
[7] Vitier,
Cintio. Poesía como Fidelidad.
Imagen tomada: http://www.cubaliteraria.com/monografia/grupo_origenes/numeros/1946_verano.html
Imagen tomada: http://www.cubaliteraria.com/monografia/grupo_origenes/numeros/1946_verano.html
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